EQUILIBRANDO NUESTRA ACTIVIDAD MENTAL

Si fuésemos capaces de repetir en voz alta y al mismo tiempo la cantidad de pensamientos que llenan nuestra cabeza, y a nuestro lado alguien pudiese escuchar ese agotador y caótico monólogo, es muy probable que llegase a la conclusión que estamos locos. Nuestra mente tiene la capacidad de parlotear sin descanso y, lo que es peor, sin permiso sobre cualquier cosa, acontecimiento, persona o actividad que se ponga al alcance de nuestras pupilas.

Toda percepción pasada, presente o futura es sometida a la actividad lógica y analítica de nuestro hemisferio cerebral izquierdo que se va sobre activando frente a su homólogo, a quien relegamos a un silencioso segundo plano. Esa voz incansable que recoge información de todo acto que realizamos, situación, o persona con la que nos cruzamos no es simplemente una fuente inagotable de pensamientos. Además rige la casi totalidad del sistema simpático, emite ondas beta, y activa la segregación de adrenalina.

 

Mientras esto sucede, y es lo habitual, nuestro hemisferio cerebral derecho, activador de la noradrenalina, regidor del sistema parasimpático y emisor de ondas alfa, se mantiene en un estado de poca actividad. Este desequilibrio continuado entre ambos lados del cerebro se refleja del mismo modo en todas nuestras actividades mentales, en nuestro metabolismo, en el ritmo de nuestro corazón que late con sobre esfuerzo, en la desestabilización de la tensión, etc. Es difícil que reparemos conscientemente en esta desavenencia de ritmos cerebrales y no es hasta que sentimos ansiedad, estrés, miedo, agotamiento, que empezamos a intuir que algo va mal.

Mediante la relajación, la meditación o el sueño la actividad lógica descendiende y se pone en marcha la noradrenalina segregada por el lado creativo e intuitivo,  reinstaurando en nuestro cuerpo un predominio del estado parasimpático. Disminuirá la adrenalina, se estabilizará el ritmo metabólico, el corazón se relajará para latir de forma más sana, y la vasodilatación de los capilares aumentarán el riego sanguineo en todo el cuerpo. De este modo, nuestro cerebro se beneficiará de un aumento de sus capacidades intelectuales al recibir mucho más oxígeno y nutrientes y reconectará zonas que la adrenalina mantiene inhibidas.

Con el equilibrio natural de las ondas cerebrales (ambos hemisferios girando al mismo número de herzios) nuestra capacidad para resolver problemas se acrecienta, nuestros reflejos mejoran y aumentamos de forma armónica y saludable nuestro coeficiente intelectual.Alcanzaremos un estado mental plenamente equilibrado y recuperaremos así la tranquilidad y la felicidad.

Para conseguir el estado de relajación que activa nuestro hemisferio creativo, podemos usar diferentes ejercicios, técnicas y disciplinas. La musicoterapia, la meditación, diferentes tipos de yoga o pensamientos positivos nos ayudarán a que nuestro cerebro se auto-equilibre mediante la emisión de las ondas alfa. Pero, además, poseemos un recurso, una capacidad, tan sencilla como infalible: el sentimiento. Es nuestro lado intuitivo quien se encarga de tan hermosa tarea…Sentir amor, felicidad, alegría, entusiasmo, etc. Si conseguimos cambiar pensamiento por sentimiento en el máximo número de actos cotidianos, nos equilibraremos de forma sana sencilla y natural, y nos beneficiaremos de una actitud relajada ante la vida.

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